Al día siguiente llegué demasiado pronto al instituto, todavía no habían abierto la puerta, así que decidí sentarme en un banco cercano. Cogí un libro de lectura, antes de dejar la mochila en el suelo, y comencé a pasar las hojas sin lograr concentrarme. Las imágenes de la noche anterior invadían mi cabeza, lo recordaba con tanta intensidad que hubo un momento que llegue a dudar si me encontraba dentro de mi pesadilla o en la vida real.
- ¿Qué lees? - me giré sobresaltado, Hanna estaba detrás de mí con los brazos apoyados en el respaldo del banco, miraba con interés el libro que llevaba entre las manos, sus labios estaban a escasos centímetros de los mios...
Aparte la vista confuso sin saber que responder.
- ¿Puedo sentarme?
Asentí sin poder hablar, tenia un nudo en la garganta y las palabras se negaban a salir.
- ¿Eres nuevo verdad?...Yo soy Hanna- dijo extendiendo la mano a modo de saludo- encantada.
Parpadeé confuso, ¿Por qué decidía hablarme justo ahora? Observé su gesto y decidí contestarle antes de que se tomara mi silencio como una ofensa.
- Anauel - dije estrechándole la mano, su contacto me produjo una pequeña descarga que recorrió todo mi cuerpo, sentí las típicas mariposas en el estómago que tanto mencionan en los libros y películas.
- Hanna me miró con el ceño fruncido.
-¿Anauel? Nunca habia escuchado ese nombre.
- Sí...es poco común...mis padres detestan los nombres tradicionales y muy oidos.
Asintió y yo me sentí culpable de haberla engañado.
- Bueno, ¿y que leías?
Le entregué el libro para que pudiera verlo.
- ¡Vaya! Desde mi cielo. Yo también he leido este libro.
- Es interesante. - respondí.
- A mi me gustó mucho - se retorcía un mechón de pelo negro entre los dedos con aspecto nervioso - leerlo me hizo pensar en muchas cosas que jamás me habría planteado... - hizo una pequeña pausa- por ejemplo, si yo muriera, ¿quién me hecharía de menos?, ¿que tendría que dejar atrás?, ¿quién investigaria sobre mi muerte?- sus ojos oscuros se clavaron en los mios y el corazón me dio un vuelco tanto por su mirada como por sus preguntas.
- Lo siento - Hanna sacudió la cabeza como si acaba de salir de una especie de trance - acabamos de conocernos y ya te estoy hablando de la muerte, no me hagas mucho caso.
En ese momento sólo deseaba contarle la verdad y decirle que mientras yo estuviera cerca no dejaria que nadie le causara el más mínimo daño. Apreté los labios para evitar decir las palabras que luchaban por salir.
Mientras hablabamos la calle se habia ido llenando de gente y ya estaba abierta la puerta del centro.
- ¿Entramos?- preguntó mientras me devolvía el libro.
Asentí, recogí la mochila y me dirigí a la entrada detrás de ella.
sábado, 30 de abril de 2011
Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -8-
Publicado por Sandra León en 11:54 0 comentarios
Etiquetas: Historia
viernes, 29 de abril de 2011
Mensaje de la autora
¡Hola a tod@s! Por fin he desvelado el nombre del chico, pensaba que esta parte no llegaría nunca xD.
Bueno en primer lugar muchas gracias a todos los que estáis leyendo mi historia, tanto si sois seguidores como si la leéis sin aparecer como seguidores. Los personajes cobran vida con vuestras visitas y apoyo, incluso a veces parecen más reales que yo misma y mientras escribo terminan haciendo cosas completamente distintas a las que había planeado en un principio. Mis preferidas son las gemelas que son las que más se han alejado de su carácter original, por este motivo son las que más me gustan, ellas mismas me sorprenden en cada capítulo con sus actos, os prometo que cuando empiezo a escribir nunca sé que terminaran planeando y como, por su culpa, tengo que ir haciendo cambios en mi propia historia xD. Darán mucho de que hablar y la protagonista lo va a pasar especialmente mal por culpa de una de ellas.
Espero que continuéis leyendo los capítulos que ponga y dando vuestras opinión, comentando que os parece, cual es vuestro personaje favorito...¡lo que se os ocurra! ^^
Gracias otra vez :)
¡Un beso muy grande!
Publicado por Sandra León en 10:27 0 comentarios
jueves, 28 de abril de 2011
Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -9-
Sentía su mirada clavada en mi espalda y estaba nerviosa solo de pensarlo, pero tal vez no me estaba mirando, a lo mejor eran imaginaciones mias. Giré la cabeza, solo para comprobar que estaba en lo cierto, allí sentado en la ultima fila me observaba con ojos cálidos y penetrantes.
Escribí eso rápidamente detrás del igual, y no fue hasta después de unos segundos que me di cuenta que la voz que había escuchado en la mente no era la mía.
- Muy bien Hanna. - Ricardo, el profesor de matemáticas, parecía tan sorprendido como yo, cosa que era bastante difícil teniendo en cuenta que yo escuchaba voces en la cabeza. - Puedes sentarte.
Asentí. Anauel miraba el ejercicio y copiaba la respuesta en su libreta, en ese caso no podía a ver sido él. ¿Pero que estaba diciendo? ¿Cómo iba Anauel a hablarme con la mente? Sería por la vez que escuché mi nombre y antes de desmayarme lo ví, sería por el sueño, por la extraña sensación que tenía cuando estaba cerca, por la conversación de esa mañana...o simplemente me estaba volviendo loca.
- ¿Te encuentras bien? - Estela que se sentada detrás de mí ya tenia que haber notaba mi locura.
Si- susurré- pero tengo que presentaros formalmente a alguien en la hora del recreo.
- ¿Tienes novio? -la miré como si ella también estuviera loca pero no me salió demasiado bien.
- ¿Cuando he tenido yo novio? Ya sabes lo que pienso del asunto.
- Sí, que prefieres la libertad y los amigos a estar atada a una persona y depender de ella, pero pensé que tal vez...
- No he cambiado de opinión.- respondí tajante.
- De acuerdo.
El profesor nos mandó callar y no volvimos a hablar hasta la hora del patio.
Publicado por Sandra León en 8:34 1 comentarios
Etiquetas: Historia
miércoles, 27 de abril de 2011
Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -10-
- Chicos, este es Anauel.
Hanna me presentó con entusiasmo al grupo. La primera en saludarme fue Nora con un fuerte y cálido abrazo. Me quede quieto sin saber como reaccionar, en teoría ella y yo éramos dos extraños que acababamos de conocernos, aunque en realidad habíamos librado muchas batallas juntos y la quería como a una hermana.
-Encantada, yo soy Nora-dijo cuando me soltó-seguro que seremos grandes amigos.
Me limité a asentir y dedicarle una tímida sonrisa.
Los siguientes en presentarse fueron David y Estela. Ambos me dieron dos besos y dijeron su nombre, mostrándose mucho más distantes que Nora, una actitud más adecuada para el momento.
Por unos instantes las presentaciones se detuvieron. Los tres que quedaban me miraban fijamente, procurando retrasar el momento. Aquella situación era incómoda tanto para ellos como para mí.
Daira se acercó con una expresión tan dulce e inocente que me dieron ganas de iniciar una batalla allí mismo, solo para que Hanna viera su verdadera naturaleza, para quitarle aquella estúpida máscara que llevaba todo el tiempo.
-No me toques-susurré entre dientes.
-Encantada soy Daira-ignoró mis palabras y antes de darme dos besos susurró- tranquilo cariño, no tengo intención de matarte aquí.
Antes de separarse tocó mi hombro izquierdo a modo de advertencia. Tenía una cicatriz, resultado de una herida que ella misma me habia hecho hacia algunos años, y que por poco me causa la muerte.Aquel intento fallido hacia que su odio fuera más grande que el del resto.
Laura me saludó con la educación justa para no levantar sospechas,y Héctor se limitó a presentarse desde el sitio, de manera cortante sin esperar respuesta.
-Bueno- Hanna no había notado nada extraño en nuestro comportamiento- ahora que ya os conocéis, os comunicó que Anauel también está invitado a mi fiesta de cumpleaños el próximo sábado, ¿vendrás verdad?
Todos, por diferentes motivos, esperaban que fuera a esa fiesta, y por otra parte era la oportunidad que estaba buscando desde que llegué, así que no pensaba desaprovecharla.
-Iré, seguro que será genial.
-¡Bien!- a Hanna le brillaban los ojos de emoción, ¿tan importante era mi asistencia para ella?
Publicado por Sandra León en 7:59 0 comentarios
Etiquetas: Historia