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Trailer del libro

domingo, 8 de mayo de 2011

Prólogo

Estar junto a ella es un sueño oscuro e inquietante, dulce y apasionado. Intento mantenerme alejado, juro que procuro protegerla desde las sombras, cuidarla desde la distancia. Pero la atracción que siento es demasiado fuerte y caer en la tentación, abandonarme a sus brazos, resulta muy sencillo.
En ocasiones ella es fría y distante conmigo, y a pesar de saber que eso es lo mejor, siento la herida que deja tras de si el puñal de la angustia, la ira y el desamor. En esos periodos otros chicos se le acercan, la miran con descaro y consiguen hacerla reir. Mi alma muere en vida. Otras veces me busca con desesperación, susurrando mi nombre, buscando el calor de mis labios. Entonces es todavía más difícil alejarse y la pena, lejos de desaparecer, aumenta.
Este sueño, que mi corazón convierte en pesadilla, pronto terminará. El tiempo se agota...cada movimiento de las manecillas de reloj en un paso más al desenlace, en el cual uno de los dos caerá para siempre, ellos o yo...

sábado, 7 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano - 1-

Sentado en la última fila, con la cabeza gacha y los auriculares ocultos por una capucha morada, uno de los alumnos nuevos miraba distraído la puerta del aula. Ninguno de sus compañeros se acercaba a él, le preguntaba por su nombre o de donde venía...¡nada!, era como si aquel chico no existiera. Pero detrás de aquellos ojos impasibles y aquel semblante indiferente se encontraba un corazón mucho más puro que el de todos aquellos estudiantes juntos.
Entré detrás de Laura que hablaba emocionada de todos los cotilleos transcurridos durante el verano.
-...si, si, como lo oyes, ¿te lo puedes creer?- Laura me miró, esperando una respuesta.
No sabía que decir.
-¡Vaya! ¡Es increíble!- sonó sin entusiasmo y mi amiga lo notó.
-No me estabas escuchando ¿verdad?- su voz tenia un matiz de reproche e indignación- Hanna nunca me escuchas, no te interesas por lo que te cuento...sinceramente no sé porque te aceptamos en el grupo ni porque te seguimos soportando.
Me encogí de hombros. Yo también me lo preguntaba...A pesar de pertenecer a uno de los grupos más populares del instituto no me sentía más importante o especial. Al contrario, me sentía fuera de lugar, aquel no era mi sitio en el mundo, pero si el único que me había ofrecido pertener a él, y como de todas formas me traía sin cuidado estar ahí que en otro grupo, decidí quedarme.
Nos reunimos con el resto de miembros. Estela, Marta, las gemelas Daira y Nora, David y Héctor, el novio de Marta, el cual me miraba con recelo cuando andaba, me sentaba cerca de él o me retiraba el pelo a un lado, y a pesar de que mi amiga fingía no darse cuenta, yo sabía que ella también lo notaba.
Fue en ese instante,al ir a saludar al resto de mis amigos,cuando sentí un escalofrío que recorrió cada una de las partes de mi cuerpo y un intenso mareo que me tiró al suelo. Daira y Nora se ofrecieron enseguida a ayudarme, pero al abrir los ojos sólo pude centrar mi mirada en aquel chico de la última fila. Desde el suelo ví sus ojos grises observandome fijamente y penetrando en lo más profundo de mi corazón.

viernes, 6 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -2-

Por fin la habia encontrado. Entre todas las personas de aquella clase sólo una debía reaccionar a mi señal y resultó ser aquella chica de pelo oscuro y ojos negros. Me observaba desde el suelo con una expresión de sorpresa y desconcierto. "Hanna" volví a pensar, mientras la llamaba con la mente para asegurarme. Ví como se cogía la cabeza con las dos manos y abría mucho los ojos para mirarme. No habia duda, era ella.
Dos chicas con el mismo rostro y color rojizo de cabello la ayudaron a levantarse. Una tenía el pelo corto proporcionándole un aspecto rebelde y despreocupado, la otra lo tenía más largo hasta la mitad de la espalda lo cual le otorgaba un matiz más dulce y tierno. Pero las apariencias engañan y Hanna descubriría un poco más tarde que las cosas no siempre son lo que parecen.
El profesor entró en clase y al ver el espectáculo ordenó que alguien la llevara a la porteria del centro donde podría descansar y tomar algo dulce. Un chico alto y de aspecto fuerte se ofreció a ayudarla. Parecía un deportista de esos que pasan horas y horas entrenando para lucir de cuerpo y atraer a las chicas, ya que sus músculos se marcaban en la fina camiseta negra que llevaba. Cogió a la joven, que parecía muy frágil y pequeña entre sus brazos, sin esfuerzo y,para mi sorpresa, con verdadera delicadeza y cariño. En sus ojos me pareció ver el brillo que delata a aquellos que estan verdaderamente enamorados pero temen mostrar sus sentimientos. Salió del aula dejando atrás a un grupo de alumnos desconcertados por lo ocurrido y a una chica rubia muerta de celos y odio. Dentro de mi interior había ocurrido algo que jamás había sentido, algo habia cambiado dentro de mí al ver su pelo oscuro, sus ojos negros, su rostro de ángel teñido de una pena profunda, sus labios semiabiertos...no sabía lo que era.

jueves, 5 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -3-

Desperté sobresaltada con la misma sensación punzante en el estómago que se tiene al caer de gran altura o columpiarse deprisa. Estaba acostada en dos sillas que imitaban torpemente a una camilla. Intenté levantarme pero una mano fina y pequeña me lo impidió.
- ¿Dónde estoy? - pregunté con un hilo de voz, no recordaba nada.
- Estas en la portería del colegio-una mujer joven y delgada caminaba por el reducido espacio de la habitación ordenando papeles de distintos tamaños y colores - te desmayaste y un chico de tu clase te trajo aquí.
"¿Me desmaye?" Sólo recordaba unos grandes y profundos ojos grises, un grito desesperado gritando mi nombre sin voz, resonando en mi cabeza y después...nada, vacío, sólo oscuridad.
- Debe haber sido una bajada de azúcar - dijo mientras me tendía un tetrabrick de zumo de piña - ¿desayunaste esta mañana?
- No - mentí - me levanté tarde y tenía prisa.
Aquella respuesta me pareció la más rápida para cortar una conversación que no conducía a ningún lado y ahorrarme preguntas para las que no tendría respuesta.
- ¿Ves lo que ocurre? El desayuno es la comida más importante del día...
¡No, por favor! No queria escuchar ese rollo otra vez.
- Si, si, ya lo sé - dije para cortarla - ya me he tomado el zumo, ¿puedo irme a clase?
La mujer asintió con recelo y noté su mirada clavada en mi espalda cuando salí camino de clase.
La primera hora todavía no habia terminado, me quedé al lado de la puerta esperando que sonara el timbre. No deseaba entrar y soportar el silencio y la inspección de todos mis compañeros.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -4-

"Dentro de tres días empieza el juego, ¿preparado?"

Apreté el puño arrugando aquella estúpida nota. Daira se giró para mirarme desde su sitio, me sonrió de una forma pícara y traviesa que eliminó todo rastro de dulzura en su rostro. Su mirada se volvió fría y malévola provocándome una sensación de angustia. Hizo como si se cortara el cuello con el dedo y se volvió a girar para escuchar al profesor. Aquella chica de melena rojiza se tomaba la vida de Hanna como un juego y haría todo lo posible para ganar, utilizaría todo aquello que yo tenia prohibido emplear para llevarla a su terreno, para poseerla, para absorber su alma y finalmente convertirla en un ser como ella. No podía permitir que eso pasara, debía luchar por ella. Luchar por ella...de pronto esa frase tomó un doble sentido imposible de evadir. ¿Cuál era el objetivo de mi lucha desde que la vi? Quién de los dos combatía en la batalla, ¿mi corazón o el deber de hacer lo correcto? Ya no lo sabía.
La fiesta se celebraría el sábado, faltaban tres días y todos ellos estarían invitados. Su intención era comenzar "el juego" allí mismo, delante de un montón de chicos que Daira y sus secuaces no durarían en matar si se presentaba la ocasión. Tenía que conseguir una invitación para la fiesta y, con la ayuda de Nora, Estela y David detener la masacre que estaba planeada para esa tarde. Disponía de dos días y medio para acercarme a Hanna y ganarme su confianza y amistad.

martes, 3 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -5-

- ¿Qué vas a preparar por tu cumpleaños?
- Pues...no pensaba organizar nada. - respondí ausente.
Marta me miró con una expresión de horror fingido.
- Hanna vas a cumplir dieciocho años, eso sólo pasa una vez en la vida.
- Podrías celebrarlo el sábado en nuestra casa - comentó Daira con su voz dulce y una tímida sonrisa - nuestros padres no estarán en casa, van a un viaje de negocios. Dispondremos de bastante espacio y podríamos invitar a muchas personas, ¿verdad Nora?.
Nora se limitó a asentir con la cabeza, parecía nerviosa e intercambiaba rápidas miradas de preocupación con Estela y David.
- Yo... bueno no sé...
- Venga ánimate, seguro que las gemelas preparan una gran fiesta... - la voz de Marta sonó misteriosa.
Héctor era el único que no mostraba entusiasmo o preocupación, tenia un aspecto triste mirando a ambas partes sin saber por cual decantarse.
Tras varios minutos de insistencia por parte de la mitad de mis amigos, que parecian más emocionados con mi cumpleaños que yo, decidí hacer la fiesta en casa de Daira y Nora.
- Ya verás como no te arrepientes. - la emoción de Daira se reflejaba en sus grandes ojos verdes.
"O tal vez sí". Eso fue lo que me pareció escuchar después, pero lo dijo tan bajo que no podía estar segura.
El chico nuevo me observaba desde detrás de un árbol retirado de donde nos encontrábamos, estaba solo y me miraba fijamente sin disimular. Le devolví la mirada dispuesta a no apartarla hasta que él lo hiciera primero. ¿Por qué me espiaba?

lunes, 2 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -6-

Esa noche me dormí con la imagen de la hora del patio grabada en mi cabeza. Cuando Hanna me observaba fijamente deseé ir a su encuentro, abrazarla, hundir mi rostro en su cabello y susurrarle al oído que la amaba y que iba a protegerla aunque me costara la vida; pero no hice nada de eso por dos motivos: tenia miedo al rechazo y a la muerte, no a la mía sino a la suya. Yo habría fallecido por disfrutar unos segundos de la caricia de sus labios, pero arriesgarme a verla sufrir, a ver como desaparecía... eso jamás.
Cerré los ojos y mantuve ese pensamiento en la mente, aquella escena sobre lo que me gustaría haber hecho esa mañana, hasta que me dormí, tal vez por eso tuve aquel sueño tan extraño y doloroso.
Ante la oscuridad de los primeros minutos la escena se fue volviendo nítida. Hanna se encontraba entre mis brazos, tal y como yo deseaba. Rozaba dulcemente mi cuello antes de llegar a los labios, los cuales besaba con pasión, e incluso ferocidad, yo no me resistía y se los devolvía con mayor entusiasmo. En el fondo estaba aterrorizado, sabia que en cualquier momento nos encontrarían y entonces el trágico final seria inevitable, pero a pesar de todo no podía parar de besarla, era mía, tal y como yo había fantaseado desde que la conocí. De pronto la habitación donde nos encontrábamos se volvió negra, no podíamos ver nada y el miedo me paralizó. Estreché a Hanna más fuerte, ella temblaba y yo intentaba calmarla con palabras que sonaban poco convincentes. Entonces todo ocurrió demasiado deprisa, después de unos instantes noté como se desvanecía, cada vez la sentía más transparente, más inmaterial, pronto sólo abrazaba al aire. La busqué a tientas en la oscuridad, pero por más que corría y corría no iba a ningún lugar, no veía la luz, no la encontraba. Hanna ya no existía. Caí de rodillas al suelo y lloré enterrando la cabeza entre las manos. Maldiciéndome por mi error y mi debilidad.

domingo, 1 de mayo de 2011

Cuando el bien y el mal se cogen de la mano -7-

Desperté empapada en sudor y con el corazón latiendo enloquecido en el pecho. Tenia tanto miedo que me costaba respirar y notaba la garganta seca, pero no me atrevía a levantarme de la cama para ir a por un vaso de agua.
Había soñado con el chico nuevo, del cual todavía desconocía su nombre, estaba entre sus brazos y le amaba, le amaba tanto que incluso dolía. Deseaba besarle, sentir la ternura de sus labios y el fuego de su deseo, pero cuando lo hice todo se volvió negro. De pronto noté un calor asfixiante, como si me estuvieran quemando lentamente disfrutando de mi tortura. Empecé a gritar suplicando que aquello parara, que me sacaran de aquel lugar, pero nadie parecía escucharme. Poco a poco fui vislumbrando una luz, al principio me alegré con la idea de que podría ver donde estaba y que sucedía, pero pronto descubrí la verdad, la naturaleza de aquella claridad.
Provenía de mi propio cuerpo, llamas enormes lamían mis brazos, mis piernas, mi rostro...me quemaban en un suplicio constante pero no me mataban ni me producían heridas, simplemente ardían sobre mi piel.
Miré horrorizada a mi alrededor. Me encontraba en un lugar lúgubre, lleno de calaveras que me observaban con sus ojos vacíos y su sonrisa macabra. Sentí un escalofrío. A lo lejos podía ver sombras con figura humana pero se hallaban a demasiada distancia para distinguirlas con claridad. Tras unos instantes que se me hicieron eternos, una de las sombras se aproximó al punto donde me encontraba. Era un hombre alto y joven. Tenia el pelo claro y los ojos verde oscuro. Pero ante todo destacaba por la gracia de sus movimientos y una sonrisa dulce y enigmática. Jamás había visto a un ser tan bello.
- Bienvenida a casa, hija mía. - fue lo único que me dijo.